Viola Italiano: Viola (s) Francés: Alto (S) Alemán: Bratsche (n) Inglés: Viola (s) Longitud: 70 Cms
Este es el alto de la familia de las cuerdas. Tal como hemos indicado arriba, la palabra francesa para viola es "alto". Al igual que el violín tiene cuatro cuerdas afinadas en quintas.

La viola que actualmente conocemos nace entre los siglos XVI y XVII. Su tamaño es algo mayor que el violín. Sirve de puente sonoro entre éste y el violoncello, lo mismo en el cuarteto de cuerda que en toda formación orquestal. Su timbre es muy bello aunque con tinte dulcemente opaco. Su tesitura central es la mejor y la que conserva además su verdadero carácter. Se sostiene con el brazo izquierdo en posición horizontal, al igual que el violín y se apoya su caja armónica de la misma manera que éste, o sea debajo de la barbilla.

Las cuatro cuerdas se afinan en las notas do-sol-re-la (de grave a agudo subiendo en intervalos de quinta). Para su lectura musical emplea las claves de do en tercera línea y sol en segunda (ésta sólo cuando las notas están situadas a bastante altura).

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Su poder expresivo es notable. De acento mas bien suave, recogido y algo melancólico, se presta más a pasajes de poco movimiento que excesivamente rápidos. Entre las obras orquestales en las que tiene asignada partes importantes, figuran la Sinfonía Concertante de Mozart y el poema sinfónico de Richard Strauss «Don Quijote», ambas con carácter solístico, amén de otras muchas cuya relación resultaría excesivamente prolija.

En el siglo XVII el papel de la viola se limitaba a reforzar la linea del bajo o completaba la armonía. En el siglo XVIII la viola tiene un papel más expuesto (tercer concierto de Brandemburgo). En este siglo Telemann compone el primer concierto para viola en 1731. En los cien años siguientes se alcanza la edad dorada de la historia de la viola. Se componen 150 conciertos por varios compositores como Stamitz, Hoffmeister, Zelter, Rolla...

Algunos compositores violistas cuyo repertorio ha permitido el desarrollo de la viola como instrumento solista y virtuoso son: Lionel Tertis (1876-1975); Paul Hindemith (1895-1963); Vandin Borisowscki (1900-72); William Primrose (1904-82)...

Las violas construidas en el siglo XVIII tenían unas dimensiones de 38 cm. para combinar su uso con el violín. En esta época aparece la scordatura que se basaba en afinar la viola más alto de lo normal. A finales de este siglo, se empezaron a construir violas grandes aunque eran muy escasas. Éstas tenían un tamaño de 45 a 47 cm. pero eran todavía de muy baja calidad.

Durante el romanticismo compositores como Weber, Belioz, Wagner... destinaron sus composiciones a los salones aristocráticos en donde la viola actuaba como protagonista e interprete debido a que su tesitura débil limitada por su tamaño no la permitía hacer frente a las orquestas cada vez mayores y a los auditorios. Posteriormente hubo un periodo de experimentación por parte de los fabricantes de viola. En el siglo XIX el modelo de viola tenía alrededor de 41 cm. Este nuevo sonido y el contraste que tenía en la orquesta inspiraron a muchos compositores como: Rubinstein, Max Reger, Béla Bartok, Benjamin Britten...

La viola es conocida actualmente como un instrumento de cuerda frotada algo mayor que el violín; sin embargo, con este nombre se conocía en la Edad Media a todo cordófono de arco de varias piezas y fue ésta la primera denominación utilizada para definir a los instrumentos de cuerda frotada, tanto de brazo como de pierna.

Durante el renacimiento, la familia de la viola original se dividió en dos ramas: las violas "da braccio" y las violas "da gamba". Las violas de brazo quedaron relegadas a las tabernas, en donde tocaban músicas populares; mientras que las violas de gamba eran exclusivas de las cortes más refinadas. Este instrumento acabó cayendo en desuso y el violín fue sustituyéndolo por su brillantez. Los compositores preferían dicho instrumento por su amplitud sonora y la agilidad en vez de la delicadeza de las violas de gamba.

En el barroco, el violín cobró la máxima importancia. La viola le gana en calidez y resonancia, y es casi tan manejable y ágil como el violín.

La viola tiene una reputación menor dentro de la cuerda pero se trata de un prejuicio arrastrado desde los orígenes de la orquesta moderna (s.XIX) , cuando era asumida por violinistas en decadencia. Desde entonces ha ido ganado terreno hasta convertirse en el poeta de su grupo, asentado en la realidad de su magnífico cuerpo sonoro, el equilibrio entre el violonchelo y el violín.