CARMINA BURANA

Carl Orff escenificó en dos actos y cinco cuadros, el célebre manuscrito de cantos latinos y latino-alemanes del siglo XIII Carmina Burana.
El manuscrito fue encontrado en el año 1.803 en el monasterio bávaro de Benediktbeuern y constituye uno de los documentos de más belleza de la poesía medieval.
Orff escogió unas 25 canciones de dicha colección, dividiéndolas en tres
grupos; las que se refieren a la primavera, a la bebida y al amor.
La obra que se estrenó en la opera de Frankfurt en junio de 1937, empieza y termina con un coro de alucinante ritmo y sabrosa polifonía, mientras
sobre las tinieblas de un telón de gasa negra se proyectan efectos de luz
fantasmagóricos en forma de cambiantes espirales.

En 1803, en el monasterio benedictino de la ciudad de Beuern (Baviera, Alemania), se encontró una colección de 300 poemas goliardescos recogidos en un manuscrito de la primera mitad del siglo XIII. La mayor parte de los poemas estaban escritos en latín aunque unos cuantos lo estaban en una mezcla de latín y alemán, e incluso con algunas palabras francesas. Sus autores eran clérigos que llevaban una vida licenciosa y desordenada y se inspiraron tanto en composiciones populares contemporáneas, con frecuencia groseras, como en las cultas de Homero, Cátulo y Ovidio. Los dos principales temas que desarrollan son el amoroso y el satírico contra la iglesia.

Detalle de un cancionero de Guillaume de Machault
que muestra un banquete medieval; la comida y la bebida ocupan un lugar de honor en los
Carmina Burana.

El oratorio-mimo Carmina Burana combina la poesía profana del siglo XIII con una música intensa y deliberadamente sencilla para gran orquesta y coro, estructurada con ritmos enérgicos y vibrantes y ricas sonoridades.

Carmina Burana, Catulli Carmina y Triunfo de Afrodita (1951), para orquesta y coro, son tres partes del tríptico denominado Trionfi en honor al amor.