Manuel de  Falla

 

BIOGRAFÍA

 

Compositor y pianista español, nacido en Cádiz el 23 de noviembre de 1876. Desde su más tierna infancia disfrutó de un favorable ambiente musical, siendo su madre la primera que le inició en el cultivo de¡ piano. Posteriormente estudió la técnica de dicho instrumento, así como armonía y contrapunto con los profesores Broca y Galluzo, preparándose para el ingreso en el Conservatorio de Madrid. Ya en la capital de España, procede a la composición de algunas zarzuelas, sugestionado por la figura de Barbieri: citaremos, entre ellas, «Los amores de Inés», que obtuvo una desfavorable acogida, y «La casa de Tócame Roque», que no llegó a ser representada. En el Conservatorio especializó sus estudios de piano con José Tragó y los de composición con Felipe Pedrell, el cual fue quien decidió la futura actividad de Falla, que pronto comenzó a dar brillantes frutos. En 1904 presentose a un concurso abierto por la Real Academia de San Fernando, y consiguió el premio con la ópera en dos actos «La vida breve», bella estampa de Andalucía. En 1907 marcha a París, donde vive con suma pobreza y a costa de grandes sacrificios; allí conoce a Dukas, Debussy y Ravel, tres enamorados de la música hispana, y aprovecha siempre la sincera amistad y apoyo de su compatriota Isaac Albéniz, a quien, agradecido, dedica sus «Cuatro piezas españolas (Aragonesa, Cubana, Montañesa y Andaluza)».

 

Obsesionado por las danzas y cantos andaluces, busca en Granada refugio en que saturarse mejor de ambiente para alimentar su personalísima música, siendo el primer fruto de sus nuevos trabajos un «ballet» para orquesta de cámara que, con el título «El amor brujo», estrenó en Madrid la bailarina gitana Pastora Imperio (1915), posteriormente revisado y adaptado para gran orquesta. Corresponden a este periodo de la postguerra las «Siete canciones españolas», la terminación de «Noches en los jardines de España» (a la que subtitula «impresiones sinfónicas para piano y orquesta») y «El sombrero de tres picos», «ballet» llevado a la escena por la compañía de Bailes Rusos y que desde el momento de ser estrenado en Londres (1919), se conceptuó como uno de los más geniales y luminosos «ballets» montados por Diaghilev. La última composición de este período de inspiración andaluza es la «Fantasía bética», para plano, que debe señalarse como transición entre el primer estilo pintoresco y la música madura y personal, no exenta de ambición, que caracterizará la fase posterior. En 1923 se pone en escena en Sevilla «El retablo de maese Pedro», inspirado en un pasaje de «Don Quijote». Los comentarios de la acción son objeto de recitado por la mezzosoprano, tenor y bajo, mientras la reducida orquesta evoca un conjunto Instrumental de los tiempos cervantinos. En junio de¡ mismo año se ejecutó en un concierto íntimo, en Paris, mereciendo ser regiamente representado en la Opera Cómica, con decorado de Ignacio Zuloaga (1928). Composición original y poco conocida es «Psyché» (1924), para mezzosoprano, violín, viola, violoncelo, flauta y arpa, que representa un intento de superarse en la limitación de medios, si bien no logra la altura del «Concierto para clavicémbalo y orquesta», estrenado en Barcelona (1926), por Wanda Landowska, bajo la dirección de su autor.

Manuel de Falla procede a revisar su pasado, en el que destacan relevantes figuras a las que debe gratitud, y así surge la «Suite Homenajes», para orquesta, que comprende las siguientes obras: «Pour le tombeau de Debussy», escrita originalmente para guitarra, en 1920; «A la memoria de Arbós», escrita primero para piano (1923); «Pour le tombeau de Pan¡ Dukas» y «Pedrelliana».

 

En octubre de 1939 abandonó España y embarcó para la República Argentina, donde, aislado y pobre, sólo acompañado por su hermana y los compositores Jaime Pahissa y Juan José Castro, trabajó en «La Atlántida». Murió en Alta Gracia, provincia de Córdoba (Argentina), el 14 de noviembre de 1946.