BIOGRAFIA
Compositor
alemán, nacido en Hamburgo el 7 de mayo de 1833; murió en Viena
el 3 de abril de 1897. Era hijo de un contrabajista, que pronto descubrió
las excepcionales condiciones que el pequeño Juan reunía para
la música. Fue su padre quien le enseñó violín,
violonchelo y trompa, para pasar a estudiar después piano y composición
con Cossel y Marxsen.
Prevista para 1848 su presentación en público, como pianista,
los acontecimientos políticos que ensangrentaron el país forzaron
a demorarla, pero, a poco, realizó una gira con el violinista Reményi
en la que conoció a Joachim, quien en 1853 le animó para que se
trasladase a Düsseldorf, donde a la sazón vivía Schumann.
Tímidamente acude Brahms junto al enfermo maestro, para solicitar un
juicio sobre algunas de sus composiciones juveniles. Schumann no tarda en dar
su respuesta publicando un artículo en la "Gaceta musical",
en el que afirma que "un nuevo astro aparece en el firmamento musical;
con él corre nueva savia por la música; su cuna fue velada por
los Héroes y las Gracias".
Esta presentación de aquella preeminente autoridad abre las puertas de¡
éxito al joven Brahms el cual publica, con feliz acogida, sus tres primeras
"Sonatas", un "Scherzo", varias "Melodías"
y el famoso "Trío" en si mayor (op. 8), obras que denotan una
clara influencia de Beethoven y Schumann. A estas composiciones seguirán
una serie de "Variaciones sobre un tema de Schumann" (op. 9) y las
"Cuatro Baladas" (op. 10), publicadas en 1856. Desde 1850 actuó
varios años como director de la orquesta de¡ príncipe Lippen
en la corte de Detmold, dedicándose activamente al estudio de los clásicos
y, en especial, de Bach y Haydn. En los años 1860 y 1862 vuelve a producir
algunas composiciones, figurando entre ellas sus dos "Serenatas" para
orquesta y los dos "Sextetos" de cuerda.
En 1863 se traslada a Viena, donde actúa como pianista y dirige la Academia
de Canto y los conciertos de la Asociación de Amigos de la Música.
La actividad allí desarrollada es intensa; se esfuerza en popularizar
las grandes creaciones de los polifonistas de los siglos XV y XVI, presenta
con devota insistencia páginas de Bach, Beethoven y Schumann, a la vez
que cultiva y ofrece la música propia. Su esfuerzo tiende, ante todo,
a contrarrestar la tendencia neogermánica, representada por Wagner y
Liszt, levantando la bandera del clasicismo.
En 1864, deja la capital austríaca y en incesante peregrinar por tierras
germánicas, medita y compone en lugares retirados, hasta que retorna
a Viena en 1868, llevando consigo una gran obra que había de incrementar
su fama: el "Réquiem alemán", iniciado en 1865, al morir
su madre. De 1872 a 1874, dirige los conciertos de la Sociedad de Amigos de
la Música, tarea que abandonó después para consagrarse
por entero a la composición. Se abre entonces un nuevo periodo, de¡
que nacerán sus cuatro famosas sinfonías (1876 a 1885) y numerosas
obras pianísticas, de cámara y vocales que representan un verdadero
monumento de la música alemana de] siglo XIX. Los últimos años
de existencia pacífica, fueron a la vez los de la glorificación
de Brahms: universidades, entidades musicales y academias artísticas
le colmaron de laureles y nombramientos. A su muerte, Viena le reservó
un puesto de honor junto a las tumbas de Beethoven y Schubert.
En
1906 se fundó en Berlín la Asociación Brahms, con objeto
de propagar su obra. El arte musical de Brahms se caracteriza por su majestad,
lozanía y honradez, aliada a un perfecto dominio de la técnica
y se define por haber amalgamado el pensamiento romántico con la expresión
clásica.
legado de Beethoven, pero no lo conseguirán.
Tres grandes figuras brillan simultáneamente en los países germánicos:
Wagner, Bruckner y Brahms, alrededor de los cuales se suscitará una pugna,
agriamente sostenida por sus respectivos secuaces. Wagner, con su recia y original
personalidad, caminará por propios derroteros y creará un lenguaje
propio e inconfundible; los dos últimos intentarán hacer suyo,
en un último esfuerzo postclasicista, el legado de Beethoven, pero no
lo conseguirán.
Fuerza es reconocer que más cerca de lograrlo estuvo Bruckner que Brahms.
Sobre éste pesa la influencia de los románticos y particularmente
de Schumann; y si presenta una admirable perfección de forma, falta en
su obra el encendido aliento del artista genial. El tono velado y solemne, ausente
pasión, que adopta, nos recuerda al hijo del brumoso Hamburgo; su música
semeja una añoranza de la patria lejana.
Con Brahms se inicia una etapa de transición que, con Ricardo Strauss,
desembocará en vías de modernidad