Sinfonía nº 9 en re mayor Op 125 “con un coro final sobre la Oda a la Alegría de Schiller


Parece ser que el proyecto de escribir una sinfonía con coros había obsesionado a menudo el espíritu de Beethoven mucho antes de la eclosión de esta Novena Sinfonía.

Hay que recordar que ya en 1797 el músico había pensado concluir con un coro religioso la Sinfonía Pastoral y que algunas de las figuraciones melódicas de la Novena ya pueden verse en una obra como la Fantasía para piano, orquesta y coros de 1808 (ver mas adelante), que puede ser considerada como una especie de boceto. Por otra parte, sabemos que desde 1793 Beethoven había pensado ya en po­ner música a Ia Oda a la alegría de Schiller, "verso a verso. mucho antes de que esta venga a coronar la Novena sinfonía. Finalmente, tampoco es inútil señalar que esta Novena sinfonía, terminada diez años después de la Octava, fue madurada durante mucho tiempo (hay numerosos esbozos realizados durante los años 1817-18) y largamente elaborada. Emprendida hacia el verano de 1822, la partitura solo se acabara en febrero de 1824 (señalemos que inmediatamente antes que ella fue terminada la Misa solemnis, con la cual esta emparentado el final de la Novena). El estreno tuvo lugar en Viena el 7 de mayo de 1824, bajo la dirección del compo­sitor, con un considerable éxito. La partitura se publico en 1826 por la casa Schott, de Maguncia, con esta dedicatoria: «A su Majestad el rey de Prusia Federico Guillermo III.» Ia copia manuscrita, enviada al soberano, se conserva en la Biblioteca Real de Berlín.

La orquesta, la más importante que ha empleado hasta ahora Beethoven, es la siguiente: las maderas a dos, cuatro trompas, dos trompetas, dos timbales y Ia cuerda mas tres trombones a partir del segundo movimiento más una flauta piccolo, un con­trafagot, triángulo, címbalos y bombo en el final. Para las votes, un cuarteto de solistas (soprano, contralto, tenor v bajo) y los coros. La duración de la ejecucion es de alrededor de una hora y diez minutos, de los que el final ocupa por si solo veinticinco minutos.

Los cuatro movimientos se titulan: Allegro ma non troppo; Molto vivace; Adagio molto e cantabile; Presto:

 1. Allegro ma non troppo, un poco maestoso (en re menor, compás de 2/4):

ya en este primer movimiento se anuncian las complejidades de la estructura de coda la obra, en la que se repudia la forma sonata en favor de un dispositivo en el que la exposición y el desarrollo se encuentran juncos. Una especie de indecisión, de misteriosa espora, en los que los segundos violines y violoncelos, en trémolos pianissimo, mantienen Ia quinta la-mi , destacándose estas dos notas, en un ritmo descendente, en los primeros violines y las violas. Se dada entre la tonalidad mayor y menor y pasaran aun cuatro compases de crescendo antes de que se disipe esta incertidumbre. Solo al cabo de dieciséis compases se afirmara en el tutti, for­tissimo, la tonalidad principal, en una exposición temática enérgicamente declamada y repetida en re menor, después en si bemol mayor, antes de que se presenten los motivos secundarios. El primero aparece en los instrumentos de viento, en un re menor bien marcado; el segundo -dolce- es propuesto en terceras por las flautas y los clarinetes, en si bemol; el tercero, también en si bemol, se reparte entre las maderas y la cuerda, arpegiada en pizzicato. Escalas en movimiento contrario, que se afirma sobre una formula rítmica imperiosa ; a la que responden los violoncelos v los clarinetes con una frase breve dolce emparentada al segundo motivo precedente. Después el ritmo, pianissimo, seguirá sonando en la cuerda gra­ve, y a pesar de otro tema que suena a contratiempo, se impondrá al tutti, formando la conclusión de la primera del movimiento. Contrariamente a lo habitual, esta par­te no se repetirá, sino que será reemplazada por una variante que hará las veces de un desarrollo muy elaborado (los elementos temáticos y rítmicos de la primera parte reaparecen divididos e instrumentados profusamente), notable libertad -may tra­bajada- del discurso musical que la reexposición, también mucho menor textual que en Las sinfonías precedentes, no entorpecerá nunca. Afirmara mas particularmente el tono de re mayor. Doble coda, primero en mayor, con la primera trompa sobre eI unísono del tutti inicial, después en menor, cuando parece que la orquesta va a extinguirse; seguidamente, sobre un cromatismo pianissimo de la cuerda y de los fagotes, con un nuevo motivo en las trompas y mas tarde en las maderas, cuya declamación devuelve por analogía el primer tema del movimiento tutti, concluye en un breve unísono fortissimo.

 2. Molto vivace (en re menor, compás de 3/4): se trata verdaderamente de un scherzo, aunque este colocado en segunda posición entre los de la sinfonía y sea excepcionalmente largo. Un episodio Presto sustituye al trío tradicional. Poro ense­guida notamos el parentesco de su ritmo inicial con la exposición temática del Alle­gro precedentes, nuevo indicio de una voluntad de organización llevada a limites ex­tremos. El ritmo ternario se expone forte/fortissimo en una corta introducción, pri­mero en la cuerda, después en Los timbales a descubierto y finalmente en el tutti. El tema principal se abre paso, pianissimo, en un fugato de la cuerda (segundos vio­lines, después violas, violoncelos, primeros violines y finalmente contrabajos):


Después de un reexposición vigorosa del tutti, aparece el segundo motivo, melódico, en la madera, que será repetido en crescendo e introducirá un tercero for­tissimo-, con el viento, sigue el ritmo inicial obstinadamente declamado por la cuerda sobre la nota do. Después de la repetición, la parte del desarrollo vuelve a tomar el tema inicial y tras un calderón sobre si, se prosigue en los torsos de mi menor, la menor, fa mayor y vuelve al re menor del comienzo. La partitura India la alternancia «ritmo di tre battute» y «ritmo di quattro battute». Reexposición en tutti seguida de una nueva repetición del motivo en re menor en un crescendo con­cluido brutalmente. El Presto que ocupa el lugar del trío es un intermedio a dos tiempos Alla breve- en re mayor. En el tutti, las notas la-re, mientras que el fagot toca un staccato sobre el que los Oboes v los clarinetes exponen un tranquilo mo­tivo que se repite dos veces (hay que señalar so parentesco melódico con el trío de scherzo de la Segunda sinfonía). Este tema se completa con un dibujo ascendente de la cuerda en crescendo. En lo que se refiere al desarrollo en si -a su tonalidad de re mayor, su ritmo binario, su diatonismo melódico-, los comentadores de h obra no han dejado de señalar que sugiere una anticipación de la Oda a la alegria que vamos a oír... Calderón sobre re Ia cuerda, al unísono, marca violentamente el ritmo del scherzo, que se repite da capo. Hay un breve recuerdo de Los primeros compases del Presto, tocado por la madera, y todo concluye en un enérgico tutti sobre Las notes la-re.


3. Adagio motto e cantabile (en si bemol mayor, compás de 4/4) *: no se pue­de menos de pensar, aunque no tengamos la certeza, que fue concebido primero pare un cuarteto de cuerda (analogías con el Adagio del ('cuarteto número 12, opus 127), induce sin subrayar su aspecto de «gran variación"(siendo la forma de un lied con dos temas alternados), tan corriente en Los últimos cuartetos. Nos hace sen­tir, en su conjunto, un sentimiento de dolor contemplativo que se desprende del tema principal, expuesto por la cuerda mezza voce:

 

Las trompas, Los fagots y Los clarinetes responder periódicamente en eco y el ultimo eco se prolonga con arpegios de Ia cuerda. Una breve modulación introduce la tonalidad de re mayor, sobre la cual Los segundos violines v Las violas, junto a la madera, cantan un nuevo tema, Andante moderato, en compás 3/4, que expire pia­nissimo. Hay un nuevo return al Adagio, en mí bemol, tocado por Los clarinetes v Los fagots acompañados pizzicato por la cuerda. Poro el tono de si bemol vuelve a aparecen en una variación del primer motivo, en compás de 12/8, sobre largas notas tenidas de la madera dulce que ornamentan Las fluidas sinuosidades de Los prime­ras violines. A esta, sucede otra variación: pasajes mar rápidos en Los violines, pri­mero en crescendo, después en decrescendo. Un unísono lanza de repente por dos veces llamadas en fanfarria, siempre en 12/8, poro apenas turbado, el tranquilo mo­vimiento Adagio se prosigue y se desvanece poco a poco sobre un doble pedal (di bemol - fa), acorde de tónica cuatro veces repetido que concluye piano.

4. Finale: presto (en re menor, compás de 3/4): necesario y esplendido apogee de la sinfonía, el final se desarrolla por secciones netamente marcadas y contrasta­das que concluye una coda. Casi sin interrupción, la orquesta, sin la cuerda, ataca fortissimo un acorde aterrador, un ritornello de echo compases martillados en no­tes picadas; su carácter es dramático (intervalos de quinta y cuarta, utilizados ya en Los temas de Los primeros movimientos). Los violoncelos y Los contrabajos dejan oír seguidamente el motivo-recitativo que mar adelante entonara el bajo solista. Repetición del ritornello y del recitativo (antes de que la orquesta presente, en incisos, diversas reminiscencias de Los movimientos anteriores: primero, pianissimo, Los pri­meros compases del Allegro inicial; en la mayor (Le interrumpe una repetición, for­ttssimo, del recitativo); Los instrumentos de viento proponen a su vez -Vivace- el primer motivo del Scherzo, en la menor (pero hay una nueva ruptura, el recitativo de los bajos, deteniéndose, en dimuendo, sobre acordes de séptima de dominante de Si bemol); dos compases del Adagio intentan imponerse a Los instrumentos de viento, que el recitativo interrumpe también. Finalmente, la orquesta esboza un nue­vo tema, 4/4, Allegro assai, netamente diatónico, que será la Oda a la alegría. Lo cantan -dolce- Los oboes, Los clarinetes y Los fagots sobre un pedal de Las trom­pas. Aparece por última vez el recitativo instrumental, en 3/4, y La cuerda grave, al descubierto, hace surgir entonces en re mayor el tema complete del himno, que pasara poco a poco al recto de La orquesta con una elocuente alegría. Vuelve el ritornello, Presto en 3/4, en re menor, al tutu pero esta vez la vez del bajo (o barítono) se apodera del recitativo: «O Freunde nicht diese Tone!' (' Oh hermanos, abandonad estos sonidos!») Le sigue la primera estrofa de la Oda de Schiller, de la que el coro, sin Las sopranos, comas Los cuatro últimos versos y que se convertirá en el tema coral esencial. A partir de aquí, e1 coro v e1 cuarteto solista se turne para exponer las siguientes estrofas: primero una variación del tema Alla marcia (Allegro assai en 6/8, en si bemol), con un ritmo nervioso, a la manes de una mar­cha y en la que la orquesta se refuerza con un bombo, el triangulo y Los timbales e introduce un contracanto del tenor solo (Froh, froh. H. -«Alegres, alegres...-) que repite el coro de hombres. Hay un desarrollo orquestal fugado, fortissimo, y des­pués de una calma suspensiva estalla una nueva explosión hímnica del coro y La or­questa, esta vez en re mayor. Un calderón, al que sigue un Andante maestoso en 3/2. En este tempo aparecen Los trombones con acentos litúrgicos v Los tenores y Los bajos, fortissimo, entonan monodicamente una exhortación a Ia fraternidad uni­versal (Seid umschlungen, Millionen... –a Millones de seres, abrazaos-). El coro complete y la orquesta repiten esta estrofa. Seguidamente viene un Allegro enérgico, siempre ben marcato, en 6/4, en re mayor, que repite en la vez de la soprano el comienzo de la primera estrofa y combina el motive Seid umschlungen con Las con­traltos, seguido de un desarrollo del tutti instrumental y coral sobre vehementes pa­sajes de la cuerda:

Una nueva y momentánea calma, mientras en el agudo suenan Las veces, pianis­simo. El Allegro ma non Canto que sigue, en compás de 2/2 y en re mayor, alterna solos y coros después de que Los bajos del coro hayan repetido, con una especie de jadeo, la llamada a la humanidad reconciliada ante el Creador. Y aquí cante de nuevo la alegría sobre un ritmo que evoca un poco el del gran final de Fidelio. Un gran crescendo polifónico conduce Las veces hacia un radiante y contemplativo re­pose sobre e1 acorde de Si menor y entonces estalla un Prestissimo, en 2/2, en el que el coro y La orquesta exponer, en sus tesituras mas brillantes, La exultación colectiva. Finalmente, comienza un Maestoso en 3/4, con dos compases de retención solamente antes del desencadenamiento instrumental, fortissimo, sobre el mo­tive de la coda y el acorde de re mayor, repetido durante trece compases en un pres­tissimo conclusivo.

No vamos a detenernos mar pare hablar del esplendor do esta Novena sinfonía, sobre la belleza de sus temas, sobre La variedad -y la profunda unidad- del discurso musical. Pero hay que volver a decir cuanta riqueza guarda este final gracias a la instrucción de las voces y de todo el poder emocional que ellas tienen.